Hace unos días me dijeron:
«Nuria, con las condiciones económicas que te dan en el banco como autónoma, ¿qué casa vas a encontrar por ese precio?»
Mi mente entendía esa pregunta en el contexto de las circunstancias actuales, pero mi corazón se resistía y no entendía que merezco una casa hermosa.
En ese momento recordé la moraleja de los cuentos de Nasrudín:
«Un día, un amigo le preguntó a Nasrudin: ¿Qué era más importante, el Sol o la Luna? Sin dudar, Nasrudin respondió: La Luna. Sorprendido, su amigo le preguntó por qué. Nasrudin contestó: ‘Porque la luz es más necesaria durante la noche que durante el día’.»
Después de la pregunta que me planteó mi amigo, comprendí que la mente era representada por el Sol y la Luna representaba al corazón, donde se unen en nuestra práctica matutina de Kundalini Yoga, llamada Sadhana.
La Sadhana se realiza a las 6:30 de la mañana. Puede parecer una locura para la mente, pero es un regocijo para el alma.
Meditamos con los ojos cerrados, con la intención de apagar la luz y sumergirnos en la oscuridad para eclipsar pensamientos innecesarios y iluminar lo que los ojos del ego no pueden ver. Iluminamos nuestro merecimiento de Shakti y Shiva: la energía creadora y femenina para transformar lo que la mente egoica y carente no puede ver, para que Shiva, la mente masculina, decidida y firme, active la energía femenina y nos dé lo que merecemos según nuestro DHARMA: el deseo de convertirnos en lo que estamos destinados a ser y la aspiración de prosperar en nuestro camino y destino dictado por el corazón. En ese proceso, cumplimos nuestros propósitos.
¿Quién dijo que no mereces una casa hermosa por el precio asequible que, en este momento, parece difícil a los ojos de la mente, pero fácil y sencillo para el corazón y el alma cuando realmente lo crees de verdad?
Así, cuando cierro los ojos, me encuentro con el Sol y la Luna: Shakti y Shiva. Me viene a la mente la frase que Albert Einstein dijo una vez y que merece ser repetida como un Japa en tu mente, corazón y ombligo:
«Un hombre debe buscar lo que es, y no lo que cree que debería ser.»
Esto se refiere al uso de la intuición, el don que todos poseemos y que refleja pensamientos y propósitos superiores. Es el proceso intelectual que trabaja en armonía con la pureza del corazón. No está sujeto a caprichos, gustos o disgustos personales que nos identifican con el sistema denso y arduo de la actualidad, sino que nos enseña la capacidad que tenemos de pensar con claridad y creatividad para dirigir con firmeza y decisión lo que es bueno para nosotros y justo para todos.
Esto es Yoga: lo que es bueno para ti es bueno para mí. Si tú tienes una casa hermosa, yo también la tengo. Que así sea para todos, por la casa que es nuestro templo sagrado.
Bendiciones para todos.
Miter Lakshmi Kaur