Qué nos lleva a comprender esta frase.. Qué nos puede decir a parte de creernos que somos árboles y tenemos Ramas. Puede que nos diga que los árboles duran siglos y siglos porque se mantienen perseverantes en su lugar y toman de ese lugar su hogar : llueve, truene, haga viento, pasen las estaciones del Año. Se mantienen firmes y estables.
Queremos conocer nuestros campos sutiles con kriyas que potencien el Ser Infinito que eres, o Hacer Meditaciones que trabajen nuestros Chakras Superiores con poco tiempo y con efectos “rápidos” sin preparar nuestra Base física y energética donde reside nuestro Poder y Voluntad.
Un ejemplo de ello es que nos cuesta realizar posturas que requieran que nuestro abdomen esté activo desde la postura de estiramiento para el punto Nabhi a bajar y subir las piernas tumbado bocarriba e incluso salimos corriendo cuando nos dicen : “HAZ 54 ranas”.
Y es que lo que menos queremos es lo que más necesitamos. Me ha venido la Historia del BAMBÚ japonés como ejemplo para entender que necesitamos trabajar en este Camino con :
COMPROMISO, PRESENCIA Y CUIDARNOS LOS UNOS DE LOS OTROS CON nuestras pequeñas ACCIONES.
La historia del bambú japonés nos enseña una de las cosas más importantes que en esta vida podemos aprender.
«Hace mucho, mucho tiempo, dos agricultores iban caminando por un mercado cuando se pararon ante el puesto de un vendedor de semillas al ver unas que nunca antes habían visto.
Uno de ellos preguntó: ¿qué semillas son estas?.
El mercader le respondió: son semillas de bambú, unas semillas muy especiales que vienen del lejano Oriente.
Ante la curiosidad, no pudo contenerse el agricultor y volvió a preguntar: ¿y por qué son tan especiales estas semillas?
El mercader le animó: si te las llevas y las plantas lo averiguarás, tan sólo necesitan abono y agua.
Finalmente, la curiosidad se impuso y los dos agricultores se llevaron las semillas de Bambú, las plantaron, regaron y abonaron siguiendo estrictamente las instrucciones del mercader.
Tras un tiempo, los resultados no eran los esperados, apenas crecían y uno de los agricultores se dirigió al otro: el mercader nos ha engañado, esto no crece, así que no seguiré regándolas ni abonándolas.
Pero el otro agricultor pensó que no tenían nada que perder, de manera que decidió hacerse cargo y seguir manteniendo las semillas.
El tiempo pasaba y aquello seguía sin dar sus frutos.
Pero un buen día, cuando el agricultor estaba ya a punto de tirar la toalla y dejar de cultivarlas, se sorprendió al encontrarse que el bambú había crecido alcanzando una altura de 30 metros en tan solo 6 semanas».
Como ven, el bambú no crece rápidamente por mucho que se le riegue , durante los primeros siete años se dedica únicamente a fortalecer y desarrollar sus profundas raíces, y tras esos años es cuando empieza a crecer realmente. si en los siete años no se le cuida y mima, no se le riega y abona cada día, jamás crecerá y terminará el bambú muriendo.
La vida es como el bambú. Las cosas no producen sus frutos de un día para otro.
Necesitan de paciencia, perseverancia, de realizar todos y cada uno de los días pequeñas acciones, que mañana terminarán por dar sus frutos pero no se sabe cuándo.. ese es el Misterio de un Curso de Formación de Profesores y es, por ello que, apostamos por Dos Años para Sembrarte tu éxito sin prisas… poco a poco.. pasito a pasito y siempre con presencia.